Hoy recuerdo con orgullo, nostalgia y gratificación, como hace un par de años iniciamos junto a mi equipo un viaje sin regreso al mundo de las emociones.  Por esos años no existía tanta claridad ni acceso a los enormes aportes que hoy nos entregan la neurociencia, neuropedagogía y el estudio de las emociones.

En este escenario, en el año 2012 veíamos la necesidad de vernos, entendernos y valorarnos como una verdadera comunidad educativa, una comunidad de aprendizaje. Las relaciones interpersonales y el clima emocional no estaban del todo bien. Como directora, en conjunto con el equipo, buscamos un referente teórico para poder comprender el problema que teníamos como centro educativo. Así, encontramos el concepto de Clima Emocional de Aula (CEA), de Juan Casassus, quien ha escrito bastante sobre emociones y aprendizaje, principalmente en su libro “Aprendizajes, emociones y clima de aula”. Este concepto hace referencia a entender, desde una dimensión emocional, los procesos pedagógicos de la enseñanza y el aprendizaje. Como este concepto estaba direccionado hacia el aula, decidimos amplificarlo y crear un nuevo concepto aplicable a nuestra realidad. Entonces fue cuando surgió un nuevo concepto para nosotras, Clima Emocional de Jardín Infantil (CEJI).

Pero ¿Qué entenderíamos por un CEJI positivo?  A través de una reflexión conjunta surgieron definiciones relacionadas con: ser los espacios que invitan a querer estar ahí; a vincularse de manera positiva y grata con los otros; la energía que se siente y se respira en un lugar. Ese año creamos una larga pauta de clima emocional, compleja y difícil de sistematizar, pero que nos sirvió para ir definiendo oportunidades de mejora. Así fuimos priorizando y trabajando temas que nos ayudarían a fortalecer nuestro CEJI: entre estos se encuentran; el buen trato, la comunicación asertiva y efectiva, la resolución de conflictos, valores comunes, avanzar en reconocimiento y participación, y la eliminación de barreras y prejuicios.

Un paso clave fue rescatar estas temáticas y aprovechar nuestra construcción del Proyecto Educativo. Así, en el año 2014, el concepto de Clima Emocional de Jardín Infantil  lo plasmamos a través de declaraciones relevantes y le dimos nombre al sello que ya nos identifica: “Educando desde las emociones”.

Para ser coherente con nuestra declaración de principios emocionales, comenzamos a instalar prácticas concretas. Por ejemplo; encuentros reflexivos para hablar sobre nuestras emociones, prácticas de reconocimiento y valoración entre toda la comunidad educativa, momentos de autocuidado (yoga, bailes entretenidos, chistes, entre otros), fundamentalmente la construcción de espacios para encontrarnos. Importante mencionar las capacitaciones y talleres sobre temas relacionados con resolución de conflictos, comunicación, inclusión, asertividad e inteligencia emocional.

Hoy vemos que nuestro CEJI nos ha permitido tener un jardín con interacciones afectivas positivas. Existe un clima estimulante y grato, una sana convivencia, de respeto por el otro y una clara confianza para sugerir y opinar. Creemos que existe un cariño en la comunidad educativa.  Para mí como directora, liderar implica tener el foco en lo pedagógico pero sin olvidar que requerimos hacernos cargo de la gestión de las emociones. De esa forma, es posible avanzar motivando, comprometiendo y desarrollando nuestros equipos en una dimensión profesional pero esencialmente en un plano personal.