PREMIO NACIONAL DE EDUCACIÓN 2013 ENTREGA RECOMENDACIONES PARA IMPULSAR EL DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTE

 28 May 2018      Categorías:  Noticias

En entrevista con LIDERES EDUCATIVOS, Beatrice Ávalos –destacada académica del Centro de Investigación Avanzado en Educación (CIAE), de la Universidad de Chile– sostiene que una de las buenas medidas para fortalecer este ámbito es que los profesores más experimentados se sientan responsables del avance de los más jóvenes.

Beatrice Ávalos ha realizado valiosas contribuciones a la educación en Chile. Ph.D. en Educación, mención Filosofía e Historia, de la Universidad de Saint Louis (EEUU), la académica del Centro de Investigación Avanzado en Educación (CIAE), de la Universidad de Chile, obtuvo el Premio Nacional de Educación en 2013 y estuvo al frente de la creación del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE), además de realizar un continuo aporte a las políticas de profesionalización docente durante la década de 1990, a través de los Programas MECE-Media y Fortalecimiento de la Formación Inicial Docente. Como investigadora principal en el CIAE de la Universidad de Chile, dirigió también el Núcleo Milenio: La Profesión Docente en Chile.

En base a su amplia experiencia en la materia, Beatrice indica que hay varios aspectos a destacar de la Ley 20.903, que creó en 2016 el Sistema de Desarrollo Profesional Docente. La disminución de evaluaciones para progresar en los tramos de la carrera docente, y la realización de una evaluación durante el pregrado y no al egresar de la pedagogía –como se había planteado en un primer momento–, son para ella algunas de las decisiones acertadas.

“Por otro lado, hay un reconocimiento a las acciones que no son necesariamente de enseñanza frente a alumnos, como por ejemplo, el trabajo colaborativo que realizan los profesores. No tengo claro a través de qué instrumentos se va a evaluar esta dimensión.  Me imagino que será a través de evidencia que se presenta en el portafolio, y esto es también muy importante”, afirma. La experta espera que esto último estimule el desarrollo profesional dentro de las escuelas.

El rol de los líderes escolares para hacer respetar, por ejemplo, los nuevos tiempos no lectivos que esta ley plantea, será clave. “Todos los que hemos visitado instituciones que funcionan bien, hemos descubierto que ese funcionamiento está muy ligado al trabajo de los directivos. Funcionan bien en la medida que los miembros se sienten parte de una comunidad escolar. En una escuela o liceo pequeño no es tan difícil, pero en uno grande, sí lo es. En esos casos, hay que buscar formas de descentralización de la función directiva dentro del establecimiento, de manera que, por ejemplo, los departamentos de un liceo funcionen a modo de pequeñas comunidades”, sostiene.

Respecto a las necesidades de mejoramiento por parte de las docentes, plantea que lógicamente son los jóvenes los que más necesitan avanzar en este aspecto, porque están recién comenzando. Pero en cuanto a los más experimentados, seguir actualizando sus conocimientos no es siempre obligatorio. “A veces sí, cuando por ejemplo hay cambios gravitantes en el currículum. Creo que en el caso de los profesores de más experiencia, el trabajo de Desarrollo Profesional Docente debe dirigirse más bien hacia el mejoramiento del establecimiento y de los procesos educacionales que ocurren allí, investigando sus efectos en forma colaborativa”, afirma, enfatizando que prepararse para asumir otras tareas educacionales es también parte del desarrollo profesional. Los profesores con más trayectoria pueden apoyar a esos colegas (más jóvenes) porque tienen la experiencia que todos obtenemos al crecer. Esa es una buena medida de Desarrollo Profesional Docente, que involucra ayudar a otros a mejorar, al tiempo que mediante esa misma actividad los profesores con experiencia crecen profesionalmente, porque amplían su repertorio docente al recoger ideas de los jóvenes. Es un aprendizaje profesional mutuo”.