20 ESCUELAS Y LICEOS PÚBLICOS DE LA REGIÓN DE VALPARAÍSO PARTICIPARON EN PROYECTO PARA DISTRIBUIR EL LIDERAZGO Y ALCANZAR LA MEJORA

 23 Ene 2019      Categorías:  Noticias, Liderazgo Sistémico

Innovadora iniciativa impulsada por LIDERES EDUCATIVOS apuntó a trabajar con los equipos directivos y docentes de estos establecimientos. El objetivo: Encarar de mejor forma la gran carga administrativa y numerosos requerimientos que deben asumir los directivos, instalando capacidades de investigación en los propios centros escolares. Hoy, sus participantes cuentan cómo ha cambiado la percepción del liderazgo en sus escuelas y liceos, y cómo han aplicado en la práctica sus aprendizajes.

Un obstáculo reconocido transversalmente para mejorar la calidad en educación escolar en Chile es la gran carga administrativa y los requerimientos que se hacen a los establecimientos y particularmente a sus directivos. Para hacer frente a esta situación, los resultados de diversas investigaciones internacionales sugieren desarrollar capacidades de liderazgo distribuido en escuelas y liceos.

La clave para esto es considerar que las personas que ocupan roles formales e informales de liderazgo en centro escolares, influencian y se involucran diariamente en diversas tareas para enfrentar la complejidad y diversidad del contexto educativo.

Es en esta línea que, para fortalecer el liderazgo distribuido, LIDERES EDUCATIVOS, Centro de Liderazgo para la Mejora Escolar –encabezado por la PUCV, en un consorcio también integrado por la U. de Chile, la U. de Concepción, Fundación Chile y la U. de Toronto–, culminó una iniciativa donde trabajó con los equipos directivos y docentes de 20 establecimientos escolares públicos de la Región de Valparaíso.

El proyecto “Desarrollo de prácticas de liderazgo distribuido en establecimientos municipales chilenos” se inició a fines de 2017 con una evaluación de las prácticas de liderazgo de las escuelas y liceos participantes. Luego, desde marzo y hasta noviembre de este año, cada equipo directivo y docente –junto con un profesional del Centro–, implementó un modelo para desarrollar prácticas de liderazgo distribuido, a través de una estrategia de investigación-acción participativa.

Como explica Luis Ahumada, Jefe del Área de Desarrollo de Capacidades de Liderazgo Sistémico y Aprendizaje en Red de LIDERES EDUCATIVOS, “tradicionalmente, el liderazgo se ha enfocado en una sola persona, que, en el caso de los centros escolares, es el director. Pero en la realidad, hay otros miembros del equipo directivo, o docentes que tienen capacidades de liderazgo, que pueden ayudar a potenciar esta tarea dentro del establecimiento, sin que recaiga en una sola persona”.

Para definir el foco de acción, desarrollar prácticas de liderazgo y evaluar los cambios alcanzados,  investigadores del Centro realizaron reuniones de trabajo periódicas con un equipo de cada liceo o escuela participante. “Consideramos las necesidades de cada establecimiento, y lo importante es el carácter innovador de la iniciativa, pues la idea fue desarrollar durante el proceso nuevas prácticas pedagógicas y también nuevas estrategias de colaboración”, sostiene el académico.

Para Vanessa Alfaro, investigadora de la misma Área en LIDERES EDUCATIVOS, los problemas que acontecen al interior de cada comunidad pueden ser diversos, “pero evidenciar que en su mayoría todos ellos pueden mejorar con algo tan simple como distribuir el liderazgo en los establecimientos, es impagable”, enfatiza. “La comunidad completa se empodera en la resolución del conflicto, trabajan colaborativamente”.

Los resultados de la iniciativa son positivos: en 11 de los 20 establecimientos que participaron en 2018,  ya se han observado cambios en la percepción por parte de directivos y docentes respecto a la distribución del liderazgo en sus escuelas y liceos. El proyecto continuará su ejecución en 2019, con una nueva evaluación de resultados asociados a las iniciativas de investigación-acción que se realizaron en cada establecimiento.

Avances observados

Liliana Fariña, directora de uno de los establecimientos participantes, el colegio Arauco de Quillota, dice que en la práctica han distribuido las tareas durante el transcurso del proyecto. “La idea es que otras personas del equipo puedan tomar decisiones, de acuerdo con el rol que cumplen. Dentro de nuestro equipo de gestión hay profesores de aula también, entonces ellos tienen la mirada in situ de lo que ocurre en la sala de clases, y pueden traer las sugerencias y solicitudes en base a eso, para que quienes gestionamos podamos concretarlas”, explica. Un ejemplo concreto fue la organización del aniversario del establecimiento, para lo cual se distribuyeron todas las tareas. “Cada uno lo asume con responsabilidad y también con la plena convicción de que yo, como directora, no voy a objetar sus decisiones”, recalca.

El Liceo Guillermo Rivera Cotapos (Viña del Mar) es otro de los centros escolares involucrados. Su director, César Cornejo, manifiesta que gracias a esta iniciativa han podido orientar, a nivel de equipo directivo, varios esfuerzos. Por ejemplo, preparar un instrumento que pudiera medir la autoestima académica y motivación escolar, gracias al cual decidieron que “en octavo básico era el mejor nivel para intervenir, y formulamos un proyecto en base a módulos que los estudiantes han recibido con gran aceptación y participación”.

También optaron por abordar de un modo más investigativo la pérdida de identidad de los alumnos hacia el establecimiento. “Trabajando con LIDERES EDUCATIVOS buscamos generar un espacio de reflexión colaborativo entre los profesores y levantar en forma técnica, mediante la investigación-acción, una serie de problemas que afectan los procesos de aprendizaje en nuestro centro educativo. Queremos conformar un equipo de investigación técnico, que pueda plantearse a futuro como la base para la construcción de políticas pedagógicas internas de nuestro liceo”.

Según Vanessa Alfaro, esta instalación de capacidades al interior de los establecimientos puede traducirse en dejar de lado “prácticas tan arraigadas como opinar desde la intuición, sin levantar evidencias empíricas que apoyen sus hipótesis para realmente solucionar el problema de raíz”. Lo anterior, desarrollando habilidades investigativas en la práctica, “sin recurrir a asesores externos para levantar evidencias en sus establecimientos, porque ellos mismos lo pueden realizar y de mejor manera, ya que conocen el contexto al que quieren mejorar”, subraya.

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