Cuando somos capaces de descubrir el inmenso poder del ser humano con el simple hecho de “elegir”, se puede marcar la diferencia que tenemos a lo largo de nuestra vida. Es por esto que ser profesora y hoy directora es una ELECCIÓN y eso ha marcado la diferencia cuando día a día estoy liderando a mi comunidad educativa.

La vida no nos ocurre sino que somos quienes hacemos que pasen cosas. Dicha  premisa es la que identifica nuestro establecimiento Cumbres de Boco. Para ello, como directora me he propuesto ser motivadora y empática, siempre teniendo en mente y corazón el objetivo de buscar la apropiación y valoración del lugar de trabajo. Esto porque cuando llegué a este establecimiento el gris y la desesperanza marcaba los rostros de los integrantes de la comunidad. Creencias y sentimientos de derrota daban cuenta que no había nada por hacer. Una alternativa era comenzar por acciones concretas en términos de gestión y planificación estratégica, pero optamos por realizar una apuesta gestionando desde el amor. Nuestra creencia se sustenta que con amor es posible agenciar los cambios en espacios que cuentan con desesperanza aprendida; pero claro ¿quién podría creer que este condimento de amor haría la diferencia en términos de aprendizaje o mejora escolar?

Hoy somos una comunidad que cuenta con logros de convivencia escolar y clima laboral. Apostamos porque el ser humano necesita ser mirado a los ojos y que tú a la vez sientas que eres parte de ese reflejo. Creer que lo único real es el cambio permanente y que todos en una comunidad educativa podemos aprender y reconstruir cada día nuestra realidad.

En nuestra comunidad hemos creado una práctica que se denomina “momentos de conciencia docente”. En este momento es donde nos conectamos con nuestro lugar de trabajo y con nuestro corazón para generar la realidad que deseamos para nuestros niños y niñas. Significa realizar una pausa en el lugar de trabajo para conectarnos con nuestras emociones a través de una “alineación energética”, donde el docente se vuelca al momento presente y genera lazos para conectar con los requerimientos emocionales de los niños y niñas del aula. Es así como se ha forjado una vivencia de experiencias que apuntan al desarrollo del ser humano desde la esencia. Nos reconocemos como seres energéticos y que necesitamos del otro para poder crecer.

Nuestra principal apuesta se centra en creer que los adultos requerimos ser los primeros en cambiar nuestra mirada, para luego cambiar la de los estudiantes. Somos un equipo que queremos romper día a día este paradigma de conocimiento y exitismo académico sin relacionarnos con el presente y el ser interior. La esencia del ser humano es ser parte del todo y de todos a través del amor.