Luego de haber sido educadora de sala por dos años, tuve la posibilidad de postular al cargo de directora. Cuando asumí este cargo se me presentó un gran desafío; reincorporarme al jardín donde comencé como educadora de sala cuna.

El jardín al que llegué se encontraba dañado por varias situaciones. Se requerían reconstruir las relaciones interpersonales y el clima laboral. Se hacía necesario comprender el concepto de trabajo en equipo, debíamos trabajar para fortalecer el ambiente laboral bientratante, considerando la importancia que tiene el clima laboral en el marco de entregar una educación de calidad. Para mí, esto fue un desafío clave a abordar porque cuando existe un clima laboral armónico basado en relaciones interpersonales positivas es más fácil focalizarse en el aprendizaje de los niños y niñas.

Una de las prácticas que ha fortalecido la gestión de las relaciones interpersonales en el jardín infantil, fue un diagnóstico de los intereses y las necesidades del equipo de trabajo. Así elaboramos una propuesta de gestión, la cual considera cinco aspectos: (a) procesos pedagógicos; (b) familia y comunidad; (c) bienestar de los niños y niñas; (d)   personas y equipos y (e) cobertura curricular. Cada una de estos ámbitos de gestión está a cargo de dos o tres personas del equipo. Cada uno toma esta responsabilidad  de acuerdo a sus intereses, habilidades y talentos. Así, en la ejecución de las acciones panificadas nos aseguramos que el compromiso y motivación estuviesen distribuidos en todo el personal.

Dentro de este plan de gestión, una acción transversal es reconocer a una integrante del equipo mensualmente. Este reconocimiento debe estar basado en una práctica específica. El equipo de profesionales reflexiona en torno a una práctica que se ha destacado positivamente. La totalidad del equipo selecciona y analiza la práctica específica de una agente educativa para reconocerla. Este reconocimiento se realiza de manera personal y posteriormente se hace de forma grupal. Finalmente, se espera que todas sean reconocidas, valorando las prácticas efectivas. De esta forma, consideramos que apreciar y reconocer lo bueno de la organización es clave para fortalecer las relaciones interpersonales. Nuestra apuesta fue “sanarnos” como centro educativo, apostando por valorar nuestras fortalezas.

Hoy puedo decir que hemos avanzado considerablemente, gracias a la planificación, ejecución y evaluación de varios planes de trabajo para fortalecernos como equipo, apreciando nuestras habilidades, reconociendo nuestras competencias y fundamentalmente nuestras prácticas.