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Directora por primera vez

Como profesora, siempre me he desafiado a ir más allá de lo común y salir de la zona de confort. Por lo mismo, me inscribí en un magíster para Directores de Excelencia, con el sueño de ser directora. Así, en abril de 2016 llegué a ser directora, con mucha alegría y emoción, pero también sin experiencia en el sector municipal.

La escuela que llegué a liderar llevaba más de 30 años con una misma dirección, la que fue reemplazada por dos años por el ex jefe de UTP. Lo anterior marcó a la institución, manteniendo las cosas relativamente iguales, más aún considerando que la mayoría de los docentes tenía su única experiencia de trabajo en este establecimiento. En este contexto, el discurso que se relevaba era “acá se trabaja con excelencia”, “somos la mejor escuela”, “todos somos uno”, entre otros bastante positivos e ideales a ratos. Este relato se oía esperanzador, pero, desde mi punto de vista, podría impedir al equipo ver las instancias de mejora y seguir descansando en esas premisas con comodidad y sin mayores cambios. Generar una reflexión crítica fue el primer gran desafío, instancia en la que debí aplicar estrategias comunicativas específicas y de integración, puesto que no ganaba nada con criticar y quejarme, si no nacía de ellos ese análisis más profundo, por lo que debí tensionar, haciendo las preguntas pertinentes en las instancias que surgieran.

En todo este proceso, me presenté desde la humildad, pues si bien mis estudios me avalaban, era desconocida ante ellos, joven y del sector subvencionado. Debí librarme de mis juicios personales, producto de experiencias anteriores, entendiendo que, por ejemplo, no podía generarse un mejoramiento de inmediato ¿cómo se va a mejorar si no se tiene un sentido, un norte a seguir compartido y consensuado? ¿cómo van a cambiar sólo porque yo lo digo? Las conversaciones tuvieron radical importancia en esta etapa, desde niveles muy personales hasta temas profesionales, tomándome el tiempo de realizarlas, sin evitarlas.

Luego de aquello, fue altamente desafiante conocer la micropolítica de la escuela. Como establecimiento pequeño, los roles estaban definidos en algunas personas y eso les otorgaba poder, que no necesariamente iba de la mano con los roles formales de jefaturas. Lo ventajoso al proponerme conocer la cultura organizacional fue que no hubo prejuicios ni comentarios por parte de nadie, debí investigar para conocer a las personas y su forma de relacionar, lo que me permitió insertarme de mejor manera y generar cercanía con el equipo.

Otro desafío importante fue derribar ciertos mitos establecidos en la escuela. Un primer mito fue la obtención de recursos, por ejemplo, por parte del Daem. Se tenía bastante arraigada la idea de que no existían mayores recursos a obtener, por lo que la desesperanza se instalaba y  muchos no creían en la posibilidad de concretar ciertas acciones. Con mi jefa de UTP nos atrevimos y coordinamos acciones masivas que movilizaron a la escuela y generaron convencimiento en el equipo en que sí se pueden hacer las cosas y que sí tenemos posibilidad de obtener recursos. Por ejemplo, toda la escuela fue al cine, con entradas pagadas, algo que siempre se deseó en la comunidad, pero por primera vez se ejecutó. Fue un éxito: los apoderados sintieron que la institución les daba algo más que la formación académica, los estudiantes conocieron otro espacio fuera del establecimiento y los docentes interactuaron con sus estudiantes en otro contexto.

En la actualidad, me siento en un periodo de estabilidad. Logré ordenar mis ideas y también la institución. Cuento con un equipo docente que ha relevado el trabajo colaborativo como una oportunidad de re-aprender en la escuela, manifestándolo en las múltiples jornadas de trabajo.  Pero lo anterior no llega de la nada, sino que obedece a un trabajo de inmersión, conocimiento mutuo y construcción con el equipo puesto que, si bien, la teorización y estudios previos ayudan, es muy diferente trabajar con personas que han tenido históricamente sus propias ideas y formas de hacer las cosas. No niego que hay días en que situaciones contingentes y administrativas me hacen decaer o pensar qué estoy haciendo acá, pero el saber que no estoy sola y que mi equipo quiere y cree en que las cosas se pueden hacer mejor para nuestros estudiantes, me motiva a seguir por la senda de la mejora y el liderazgo escolar.

3 opiniones en “Directora por primera vez”

  1. Por mucha experiencia y conocimiento que tenga un lider, al llegar a una communidad debe escuchar, mirar con atención. Luego generar dialogos pedagógicos para avanzar hacia la acción. Un lider debe otorgarle a su getión un tiempo de contemplación.

  2. Es muy interesante tener un diagnóstico inicial de la unidad educativa y del personal a cargo. Asimismo, evidenciar que se pueden realizar acciones y proyectos en común para toda la Escuela. Eso genera motivación y rompe la desesperanza aprendida que inunda el ambiente escolar municipal.

  3. En primer lugar saludar a Marta y felicitarte por tan buen comentario que haces de la gestiòn de la Comunidad escolar en la que trabajas-
    Tuve la oportunidad de conocerte en el programa de Inducciòn de Directores Noveles de la PUCV. durante èste año.
    En cada una de las visitas de Mentorìa a su Colegio,hemos ido construyendo en primer lugar confìanzas mutuas y desarrollando su PDP.
    Para mi es muy alentador que Marta haya hecho una muy buena descripciòn y diagnòstico de la realidad de su comunidad Escolar.
    Lo interesante fue que a pesar de las dificultades que encontrò al inicio de tu gestiòn, Ud.supo sobreponerse y comenzar a buscar alianzas en otros actores en que visualizò cierto tipo de liderazgo. Es muy importante que estès superando los problemas y que hoy sientas que estàs ordenada, con estabilidad y màs empoderada de tu rol còmo Directora Novel y lider de tù Escuela.

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