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¿Cómo gestionar las horas no lectivas? Una experiencia situada en el rediseño de la organización

Siempre se ha dicho que el tiempo es oro, y más aún en las escuelas y liceos. Docentes y directivos nos quejamos habitualmente de no contar con el tiempo suficiente para atender las múltiples metas y desafíos que propone el aprender. Esa cruel constatación parece querer cambiar, dado que la reforma educacional está proponiendo un incremento progresivo de horas no lectivas para los docentes. Tal mandato debiera movernos a una serie de modificaciones que se sitúan en el rediseño de la organización, pensando en facilitar el trabajo y condiciones docentes. La consigna es aprovechar el incremento de horas no lectivas impulsado por la política pública.

En mi liceo, más del 80% de los docentes tiene sobre 26 horas de contrato, y  el 55% tiene horario completo. Pese a esa interesante concentración horaria, nunca se ha establecido un trabajo formal de cooperación por departamento ni reuniones de coordinación a nivel de Unidad Técnica Pedagógica. Esto hace que existan prácticas pedagógicas, ritmos de cobertura curricular y evaluaciones sensiblemente dispares al interior de un mismo sector de aprendizaje. Especialmente considerando que nuestra escuela cuenta con seis cursos por nivel.

La razón tácita para justificar la falta de estos espacios de reflexión pedagógica es que los horarios de los docentes no coinciden, dado que tienen muchas horas de clases y se pasan las jornadas dentro del aula. Que tienen muchas horas lectivas es algo real, pero que no coincidan en horarios de disponibilidad cubiertos por su contrato no lo es tanto. Lo que pasa es que hasta ahora no se ha solicitado trabajo colectivo en las horas que les quedan libres, de las cuales cada uno dispone.

Por eso, el aumento obligatorio de las horas no lectivas que ordena la reforma de la carrera docente para todos los docentes nos pareció una buena oportunidad para introducir en nuestra cultura algunas prácticas correctivas a esa disparidad. Incorporar esas horas significaba un esfuerzo económico importante para un liceo que no cuenta con recursos SEP ni PIE (por ser de Administración Delegada), equivalente a contratar dos jornadas completas más. Estando muy de acuerdo con el espíritu de la ley, nos propusimos rentabilizar esa gran inversión y sacarle el mayor provecho pedagógico posible. Fue entonces que a fines del año pasado conversamos, en primer lugar, con el Sindicato del liceo y luego con los docentes, explicándoles la situación que se venía y manifestándoles nuestro interés en hacer que esas horas no lectivas se notaran y marcaran una diferencia en la calidad de nuestro trabajo.

Durante el verano, junto con el equipo directivo, hicimos los ajustes a todos los contratos, uno por uno, de manera que todos quedaran con la disponibilidad real de hacer el trabajo en equipo al nivel de sus responsabilidades. Y al comenzar el año, presentamos a  los docentes los ajustes hechos y nombramos un coordinador por departamento. Luego les explicamos en qué consistiría el trabajo por departamento y sus objetivos, solicitando que ellos mismos nos dieran el horario en que se juntarían semanalmente para realizarlo. Asimismo, instauramos una reunión mensual con los profesores acompañantes de cada nivel, a la que asistimos los directivos, el encargado de Convivencia y la Orientadora.

Algunos equipos lo hicieron inmediatamente, conscientes de la necesidad de apoyarse y generar sinergias entre ellos. Otros postergaron la decisión hasta que se les señaló que si no lo hacían ellos, nos obligarían a imponer el horario que mejor nos pareciera. Algunos grupos tuvieron problemas con ciertos integrantes que no cedieron en nada, teniendo los otros que acomodarse a aquellos. Por último, existió una dupla de docentes, que tienen compromisos en otros colegios, que negociaron una reunión mensual, en el horario de las reuniones de apoderados.

La práctica ha sido efectiva dado que la mayoría de los departamentos recibió el mensaje, entendió el espíritu de ayuda recíproca que lo inspira y están ocupando ese espacio. Hemos visto que han comenzado a compartir sobre las evaluaciones que hacen, y están mirando juntos los resultados externos de su asignatura en los distintos niveles, sin poder ahora culparse unos a otros que con el otro colega no aprendieron bien. En otros equipos ha sido menos efectiva porque los individualismos todavía interfieren mucho el trabajo común. También en el lado de lo inefectivo hasta ahora está la reunión de UTP, ya que no hemos logrado generar un horario en el que coincidan los coordinadores de departamento. Por su parte, los profesores acompañantes ven en su reunión un espacio para informar lo que les ocurre, también desahogarse de situaciones complejas y recibir apoyo. La cohesión de esos equipos se está viendo claramente fortalecida.

En fin, si el mejoramiento institucionalizado, entendido como la trayectoria de mejora escolar más elevada, consiste en la “conformación de una Comunidad de Aprendizaje y trabajo colectivo que incluye a profesores, directivos y padres, no dependiente de los directivos” (Bellei, C. et al., 2014), entonces vale la pena aprovechar esta oportunidad que nos regala la reforma y generar los espacios de trabajo conjunto que se necesitan, sin dejar que el incremento de horas no lectivas se entienda sencillamente como un regalo para que el docente tenga menos horas de clases.

3 opiniones en “¿Cómo gestionar las horas no lectivas? Una experiencia situada en el rediseño de la organización”

  1. Me parece excelente la reorganización y más aún, la mirada pedagógica que se le otorgo a ese espacio. Seguimos viendo como algunos establecimientos educacionales organizan sus horarios y su quehacer diario en base a temas administrativos, como también, otorgando ciertos beneficios a algunos docentes (un día o tarde libre), lo cual a mi parecer, no debe suceder, ya que se pierde el foco principal, que es el pedagógico, como también, la posibilidad de construir o transformar una comunidad de aprendizaje fortaleciendo el trabajo colaborativo entre pares de una asignatura.

  2. Gracias Ceci. Estos tiempos pasan a ser imprescindibles cuando los colegas descubren la riqueza de trabajar unidos y coordinados y sienten el alivio de una tarea abordada entre varios; cuando ven crecer la confianza y los resquemores van dando paso a la cooperación y, por qué no, a la amistad. Un verdadero crecimiento que se siente en la sala de profesores y en todo el colegio.

  3. Muy motivante la experiencia. Refleja el espíritu de la ley en cuanto a las horas no lectivas: favorecer el trabajo colaborativo y la sinergia que éste produce.
    Es necesaria la reingeniería de la distribución horaria y esta propuesta, con toda su negociación previa para implementar el cambio, me parece genial.

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